Vivir Coram Deo


Todos tenemos un lema que maneja nuestra vida. Nuestro lema por lo general se basa en lo que consideramos que nos define como personas. Puede ser una meta que nos impulsa, un talento, una característica de personalidad, etc.

Recuerdo que una vez una amiga me preguntó algo entre estas palabras: “¿Qué es lo que consideras que te define como persona?”. Después de hacerme pensar un momento le respondí: “Creo que es el hecho que soy cristiana”.  De todas las respuestas que alguien puede dar, creo que esa es una de las menos favoritas en este mundo globalizado, al menos entre los “Milleniales”.  A juzgar por la reacción de mi amiga, fue algo que le vino de sorpresa, y la verdad a mí también. A partir de allí, fue como si hubiera tenido una revelación Divina de mi propósito en la vida.

¿Qué es ser realmente un cristiano? ¿Qué me identifica como uno? ¿Por qué creo que soy uno de ellos?

Todas estas preguntas que me hice a mí misma me dieron la pauta y la determinación de investigar a fondo lo que es ser un cristiano. En mi búsqueda, decidí empezar un diplomado en Teología, en el cuál uno de mis brillantes maestros introdujo una frase que jamás había escuchado en el mundo ministerial, religioso, eclesial o como prefieran llamarle; la frase Coram Deo. Al menos sé que este término no es muy común en estudios Bíblicos, pero me impactó su significado.

Coram Deo es una frase en latín que significa “ante el rostro de Dios”. “Deo” es la palabra en latín para Dios, y “coram” es un término que significa “ante la mirada de”, “en presencia de” o “ante el rostro de”.

Cómo escribió R.C. Sproul, “Vivir coram Deo es vivir toda la vida en la presencia de Dios, bajo la autoridad de Dios, para honra y gloria de Dios”.

Realmente se puede decir que esto capta la esencia de lo que es vivir una vida cristiana, al menos como debe ser según una perspectiva objetiva y genuina.

Se escucha muy complicado, y probablemente lo sea. Cada uno de los tres puntos de R.C. Sproul presenta una barrera, que a simple vista es casi imposible de derribar. Pero estudiando y conociendo lo que dicen las Escrituras, hay una respuesta para todo y también una manera de derribarlas. Llegar a entender cómo funciona la vida Coram Deo, al final, lejos de ser un obstáculo, puede convertirse en algo que nos lleve a alcanzar cosas inimaginables, que sobrepasan nuestros pensamientos humanos.

Consideraciones de Vivir Coram Deo  

  1. Vivir en presencia de Dios:

Aquí es dónde muchas personas encuentran la primera barrera, y es lo primero que todos nos cuestionan. ¿Cómo pueden seguir a un Dios que no se ve, que nadie nunca ha visto? ¿Si en todo caso existiera, porque permite tanta maldad en el mundo?

La barrera por lo general parte de esta lógica: En el mundo abunda la injusticia y la maldad, entonces un Dios que se supone que es amoroso no permitiría tal cosa, por lo tanto, no existe. Entonces según esta lógica significa que un Dios amoroso es inaccesible, porque todo el mundo es malo, y la injusticia abunda.

Pero, en mi estudio acerca de quién es Dios, descubrí que sí existe una manera de vivir en presencia de Él. De hecho, es algo que se puede comprobar de manera histórica. En un determinado punto de la historia de la humanidad, Dios se nos reveló de forma física, y está documentado no solo en la Biblia, si no en algunos textos de fuentes históricas no-bíblicas. Y esto fue a través de la vida de Jesús. Él es la encarnación de Dios (Juan 1:14, 10:30). A través de Él podemos conocer a Dios y tenemos libre acceso por medio de Él.

"Ahora todos podemos tener acceso al Padre por medio del mismo Espíritu Santo gracias a lo que Cristo hizo por nosotros. Cristo les trajo la Buena Noticia de paz tanto a ustedes, los gentiles, que estaban lejos de él, como a los judíos, que estaban cerca."
Efesios 2:17-18

Entonces, si tenemos libre acceso a la presencia de Dios, significa que al saber que sí existe y está presente, significa que Él ve todo lo que hacemos, decimos, incluso pensamos. Muchas veces, de hecho, más de las que deberíamos, esos pensamientos y acciones no son muy agradables. Por lo tanto, vivir en presencia de Dios significa que debo cuidar todo lo que hago, porque Dios está mirando. Aquí es donde muchas personas también encuentran la segunda barrera.

  1. Vivir bajo la autoridad de Dios:

La barrera que puede encontrarse en este segundo punto es la siguiente: Si Dios existe y ve todo lo que hago, probablemente no soy su persona favorita, por lo tanto, prefiero no acercarme, ya que eso significaría que debo someterme a Su autoridad y mandatos.

Obedecer a Dios significa que debemos seguir sus mandamientos. Muchas veces pensamos que obedecer en todo es imposible porque creemos que Él nos exige demasiado.

La manera de derribar este pensamiento es entendiendo lo que realmente Dios pide de nosotros. Él no nos pide ser perfectos, pero si nos pide dos cosas muy importantes (Lucas 10: 26-28, Mateo 22: 37-40)

  • Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas (Deuteronomio 6:5)

  • Ama a tu prójimo como a ti mismo (Levítico 19:18)


De hecho, como Jesús nos dice en el libro de Mateo (22:40) si cumplimos estos dos mandamientos, cumpliríamos todos los demás, ya que estos resumen toda la Ley del Antiguo Testamento de la Biblia. Conocer a Dios y lo que Él desea de nosotros, al final se resume en que Él desea una relación personal con cada uno de nosotros y que tengamos compasión y amor por las personas (Oseas 6:6, Mateo 9:13). Esto nos abre las puertas a una transformación de vida completa. Nuestra mentalidad acerca de nuestro trato con las personas, independientemente de donde vengan y que piensen, da un giro de 360 grados. Comenzamos a notar una paz especial en nuestra vida y nos da el deseo de hacer siempre lo correcto, no porque estamos obligados a hacerlo, pero porque nuestra relación con Dios crece al punto de querer agradarle y honrarlo delante de las personas, para que también ellos puedan acercarse a Dios. Lamentablemente, la gran mayoría de personas, escoge no ser parte de esto, simplemente porque no desean cambiar su estilo de vida. Seguir a Dios implica seguir Su voluntad, que casi siempre no se ajusta a la nuestra o no es compatible con lo que nos gusta hacer o lo que está “de moda” para la mayoría. Es por eso que aquí se encuentra otra barrera y probablemente es la más difícil, porque involucra nuestro comportamiento delante de las personas.


  1. Vivir para la gloria y honra de Dios:

Este tercer punto es lo que a la mayoría de cristianos nos cuesta, y la razón por la cual muchas veces las personas se decepcionan del cristianismo y deciden dejarlo. Habiendo pasado las dos primeras barreras significa que sabemos que Dios existe, por lo tanto, debo estar consciente de lo que hago y someterme a Su autoridad. Pero, como somos humanos imperfectos y está en nuestra naturaleza humana la inclinación a hacer lo malo, muchas veces nos comportamos como “incrédulos”. Tendemos a querer agradar a la gente porque es más fácil que agradar a Dios. Y es ahí donde las cosas salen mal la mayoría del tiempo. Nunca se puede llegar a agradar a todas las personas, porque todos somos unos caprichosos en cierto sentido, y cada uno tiene caprichos distintos, por lo que es imposible “atinarle” a todos.

También está la otra cara de la situación. Muchos esperamos que las demás personas llenen nuestras expectativas, y cuando nos fallan, culpamos a Dios y así dejamos que el resentimiento, la amargura, la falta de perdón y hasta el odio nos consuma.  

Pero, si nos concentráramos en vivir una vida que está centrada en tener una relación sólida con Dios, y no depender de lo que piensen los demás, cada vez notamos que alcanzamos nuestras metas más rápido, porque no tenemos nadie más que nos baje el ánimo. Nuestra confianza está puesta en un Dios que es dueño del universo y que no hay nada que Él no pueda hacer, por lo que vivimos en un estado de esperanza y fortaleza, a pesar de las circunstancias que aparentan ir en nuestra contra.

Si sabemos a Quién tenemos a nuestro lado apoyándonos, incluso cuando nadie más nos ve, tenemos la certeza que las cosas saldrán bien y Dios va a obrar a nuestro favor. Dios puede mostrar su poder y gloria a través de nuestra vida, recordándonos que no es por lo que hagamos por Él, ni por quienes somos, si no por Quien es El.

"Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos. Pues Dios conoció a los suyos de antemano y los eligió para que llegaran a ser como su Hijo, a fin de que su Hijo fuera el hijo mayor entre muchos hermanos. Después de haberlos elegido, Dios los llamó para que se acercaran a él; y una vez que los llamó, los puso en la relación correcta con él; y luego de ponerlos en la relación correcta con él, les dio su gloria."

Romanos 8:28-30






Beneficios de Vivir Coram Deo  

  1. Tener una relación personal con el Dios Verdadero: cuando ponemos nuestra confianza en Cristo, que es nuestro único intermediario y nuestro Salvador, nos abre los ojos a un entendimiento más grande acerca de nuestro propósito y existencia en la tierra.

  1. Tener acceso a sabiduría y un Guía en nuestra vida terrenal: Al vivir amando a Dios y sometidos a Su voluntad nos da acceso a poder lograr cosas aún más grandes de lo que nosotros mismos nos proponemos, porque nuestra mente es limitada, pero Dios es omnisciente y puede darnos pensamientos y habilidades más allá de lo que buscamos para nosotros mismos. El Espíritu Santo que llega a formar parte de nuestra vida cuando abrimos las puertas de nuestro corazón a Dios, nos da la fuerza y la voluntad de dejar que Dios se encargue de nuestra vida. (Filipenses 2:13)

  1. Una Vida con propósito: Sabemos que nuestra vida terrenal es pasajera, pero vivir para Dios, trabajando para cumplir el propósito para el cual nos hizo, nos da un sentido de dirección. Sabemos con certeza hacia dónde vamos y lo que vamos a lograr. (Jeremías 29:11)


  1. Una Vida eterna de bendición: Mientras vivamos en la tierra tendremos aflicciones, pero también tendremos la esperanza que habrá muchas bendiciones, porque Dios siempre va a cuidar de nosotros y nos dará lo que necesitamos. Cuando nuestra vida en esta tierra se acabe, podremos verlo y disfrutar una eternidad sin dolor ni sufrimiento físico a Su lado.  En otras palabras, la muerte pierde su poder y significado destructivo para aquel que ha decidido entregar su vida a Cristo.

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